martes, 10 de febrero de 2009

“In memoriam” de Antonio Moldes Ferro”




“In memoriam” de Antonio Moldes Ferro”
Recordando al músico, al amigo, a la persona
Leopoldo Centeno


“Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar / la llegada de otro amigo”. Con estas palabras se expresó un buen poeta, compositor y cantor, como lo es el argentino Alberto Cortez, en uno de sus grandes éxitos grabados en disco. Pido prestadas estas palabras para identificarme con el artista y aplicarlas a un gran músico, amigo y excelente persona, como ha sido Antonio Moldes Ferro, que el pasado día 21 se durmió dulcemente en los brazos del Altísimo, dejándonos un insustituible vacío.
Desde mi juventud, me unía una gran amistad con Antonio Moldes porque nuestra común afición ha sido siempre la música y ésta crea buena armonía entre las gentes de buena voluntad. Ahora que sus ojos se han cerrado para siempre, entorno los míos y los recuerdos acuden a mi mente. Me gustaría compartirlos pero no acierto a ordenarlos. El dolor de su ausencia, me lo impide. Quisiera repasar su biografía musical. Así, un tanto desordenadamente, recuerdo cuando me contaba sus comienzos en los estudios de solfeo y violín; que se pasaba el día canturreando, pero no empleaba la letra sino que lo hacía solfeando; como de forma casi autodidacta estudió armonía e iba progresando en sus conocimientos musicales y humanísticos; cuando, todavía de pantalón corto, tocaba la trompeta y el violín junto a su padre en el café cantante Urquín, acompañando a vocalistas de la talla de Antonio Machín, de ahí el cariñoso apodo que le pusieron de El pequeño Machín. Recuerdo su paso por la Orquesta de Cámara de Pontevedra y cuando aún bastante joven acompañaba a la guitarra a una serie de precoces artistas participantes en un concurso que se celebraba en el antiguo estudio de una emisora local, labores en las que le sustituía cuando no podía asistir. También me tenía hablado de las horas que pasaba escuchando grabaciones discográficas para efectuar luego los arreglos con destino a las diversas orquestas en las que ha tocado (Sur, Poceiro, Chicos del Jazz y Florida). Recuerdo su actuación representando a nuestra ciudad en el programa de Radio Madrid La feria de los deseos que presentaba el popular Bobby Deglané, en el que acompañado por la Orquesta Florida interpretó con gran éxito La canción de la trompeta dorada. También acude a mi mente su importante paso por el quinteto Los Españoles, con el que salió por unos días para hacer una tourné y empleó once años, visitando países como Holanda, Dinamarca, Suecia, México, Grecia, Irán, Japón, etc. Para el conjunto Los Españoles, era el principal arreglista de los temas que interpretaban y de los cuales realizaron más de 150 grabaciones discográficas con los éxitos del momento. Recuerdo sus actuaciones en los programas-concurso Fiesta en el aire, Fiesta de la Radio y Festivales de la Cultural de Salcedo, con la anécdota de que actuando yo como cantante lírico, con el sólo acompañamiento pianístico del maestro Agustín Estévez e interpretando la Romanza de Simpson de la zarzuela La tabernera del puerto, Antonio de motu proprio y sin previo aviso se puso a acompañarme con los timbales, con agradable sorpresa por mi parte. También ha destacado como músico de capilla y, como tal, he tenido el privilegio de colaborar infinidad de veces en la liturgia en muchas iglesias; la última, el lunes de la semana pasada en dos funciones, cuando llegó aterido de frío y tuve que reanimarle. Creí que se “quedaba” en mis manos. En 1979 y tras superar 18 años de inactividad de la Banda de Música pontevedresa, gracias a su tesón y capacidad, apoyado por el entusiasmo y cariño hacia la música de otros veteranos compañeros, ha reorganizado la banda de música, la cual bajo su dirección y con los selectos programas que preparaba, ha alcanzado cotas impensables. Ha sido un polifacético instrumentista, ya que manejaba con gran habilidad y buen oficio el violín, trompeta, guitarra, piano, órgano, percusión, etc.; asimismo ha sido miembro de jurado en diversos certámenes, compositor, adaptador, pedagogo, etc. Finalmente, quisiera hacer mención a sus actuaciones con Diosiño y sus amigos en múltiples sesiones benéficas, grupo con el que ha recorrido buena parte de Sudamérica y el grupo Los juglares de Nuestra Señora con el que dieron serenatas populares a la Virgen. La vida musical de Antonio, ha sido un tanto la mía. Solamente sus cualidades personales han superado las artísticas.
Cuando un amigo se va, su recuerdo y sus buenas obras nos quedan. Para mí, el conocer a Antonio Moldes y gozar de su amistad ha enriquecido notablemente mi vida. ¡Descansa en paz, querido amigo!
AUTOR:LEOPOLDO CENTENO
FOTOGRAFÍA:LA VOZ DE GALICIA

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